lunes, 26 de abril de 2010

ABRIL

Y pasó el invierno, y casi la primavera, porque en Madrid, la primavera es efímera, e incluso inexistente, y pasamos del frío al calor sin tiempo de acondicionarnos, y eso pasa factura, a mí mucha y muy alta. Con la primavera llegan los "brotes", los que tengo en el jardín, fuente de muchas alegrías, los que tengo en mi interior, fuente de muchas tristezas.
Ya llevo un mes de baja, hoy justamente acudí a urgencias, donde ya me ingresaron. Un mes después, sigo mal, quizá no peor, porque al menos sé lo que me pasa y tengo médicos pendiente de mi recuperación, pero físicamente me siento igual. Bueno, más cansada, eso sí, tantas pastillas me tienen muy descolocada y mi pequeño cuerpo se está portando muy bien, las tolera todas, incluso no estoy tan mal con mi cara de pan :), pero mi ánimo está por los suelos, me siento débil, torpe, aburrida, inútil...
La gente me anima, pero yo no necesito ánimos, necesito comprensión, tranquilidad, delicadeza, paz, consideración... Qué difícil es "transmitirse", que poco sirven las palabras, para esto y para casi todo.
Ha salido la convocatoria de la oposición, la cosa está complicada, pero eso ahora mismo no ocupa todo mi tiempo, es decir, que no es la prioridad de mis pensamientos, aunque, a decir verdad, no es que piense mucho, creo que simplemente vago, me dejo hacer. Que poco me reconozco, que desastre está haciendo de mí este alíen con quien me veo obligada a convivir y con el que tan mal me llevo.
No quiero consolar a mi entorno, con buenas palabras y sonrisas forzadas, claro que lucho, que lucharé y que venceré, pero que no me obliguen a tranquilizar su inutilidad diciéndoselo a todas horas, porque no me sale, porque no me da la gana, porque no tengo fuerzas para pensar en todos, como hago siempre, como están acostumbrados.

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