Parece que fue ayer cuando escribí la última entrada de esta lista, o más bien el mes pasado, sin embargo han pasado 4 años. Por qué no he escrito en todo este tiempo, bueno, he estado haciendo otras cosas o nada que merezca la pena ser escrito.
He estado muy mal, apenas podía salir de casa, me dolía el cuerpo y el alma, pensé que ese sería mi final. Paré toda mi vida, dejé el trabajo, los estudios, me dejé a mí misma. Dos largos años o más de esta miseria, de un día igual que el otro, de un dolor nuevo, paralizante que me tenía muerta de miedo y de rabia, de no entender nada, de no ser yo, de no sentirme, de no quererme.
Ahora estoy mejor, una pastilla milagrosa es la responsable, atrás quedaron los pinchazos y los ingresos, pero se esconden tras la puerta, no los olvido ni ellos a mí. Ahora trabajo, y estudio, ¿qué otra cosa podría hacer? Además el año que viene casi con toda certeza empezaré una carrera nueva en la UNED, no se estar sin libros.
Trabajo con niños, una vez más, la vida se vuelve una paradoja y te da una patada en todo el culo y se ríe de tí. No quieres niños, pero los tendrás, de otros, pero a fin de cuentas serán tuyos. Hay un nuevo miembro en la familia, me pequeño bebé de cuatro patas y mil neuronas, todas ellas perfectas, dulces, suaves, cálidas. Mi preciado tesoro que hace mis días esponjosos y aromáticos. La rubia sigue aquí, ha aguantado mis años de miseria, aun sin saber cómo hacerlo, sigue aquí y yo me alegro, es ella, la necesito a mi lado, somos una familia, ella y yo y el bebé. Nos hacemos fuertes juntas y somos felices así. Nos gusta la playa y las piscinas, sobre todo si son privadas. Quiero un verano eterno, calor, sol, mar y sal y si se puede pedir el cielo, quiero también un mercadillo y unos churros con azúcar.
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