martes, 26 de junio de 2012

Un estudio con ratones sugiere que ciertas grasas podrían provocar enfermedad de Crohn y colitis


La grasa láctea concentrada aumentó la inflamación, pero la grasa poliinsaturada no

Robert Preidt

MIÉRCOLES, 13 de junio (HealthDay News) -- Ciertos tipos de grasas saturadas comunes en la dieta occidental contemporánea podrían cambiar las bacterias intestinales y provocar enfermedad intestinal inflamatoria en las personas predispuestas al trastorno, según un estudio reciente que observó esa relación en ratones.
La enfermedad intestinal inflamatoria incluye a la colitis ulcerativa y a la enfermedad de Crohn.
Los investigadores de la Universidad de Chicago dijeron que sus hallazgos ayudan a explicar por qué trastornos relacionados con el sistema inmunitario que antes eran raros, como la enfermedad intestinal inflamatoria, se han hecho más comunes en Estados Unidos y otros países occidentalizados en el último medio siglo.
Los investigadores dijeron que su estudio podría arrojar algo de luz sobre el motivo de que tantas personas que están genéticamente predispuestas a la afección no la desarrollan, y cómo ciertos factores ambientales pueden provocar inflamación entre las que están en riesgo.
Sin embargo, los científicos señalan que frecuentemente la investigación con animales no produce resultados similares en humanos.
Trabajando con ratones que tenían características de la enfermedad intestinal inflamatoria humana, los investigadores hallaron que las grasas lácteas concentradas alteran la composición de las bacterias en los intestinos. Esos cambios pueden alterar la frágil tregua entre el sistema inmunitario y la compleja, pero mayormente beneficiosa, mezcla de bacterias en los intestinos.
Las bacterias nocivas pueden desencadenar una respuesta desregulada que daña el tejido en el sistema inmunitario, y que puede resultar difícil de desactivar, según el estudio, que aparece en la edición en línea del 13 de junio de la revista Nature.
Las grasas lácteas concentradas se usan ampliamente en los alimentos procesados y de confitería, anotaron los investigadores.
No se observó la misma respuesta con las grasas poliinsaturadas, que se hallan en los alimentos y aceites de origen vegetal.
"Este es el primer mecanismo plausible en mostrar paso por paso cómo las dietas de estilo occidental contribuyen al aumento rápido y en curso de la incidencia de enfermedad intestinal inflamatoria", señaló en un comunicado de prensa de la Universidad de Chicago el autor del estudio, el Dr. Eugene Chang, profesor de medicina de la universidad.
"Sabemos la forma en que ciertas diferencias genéticas pueden aumentar el riesgo de estas enfermedades, pero pasar del riesgo elevado al desarrollo de la enfermedad parece requerir un segundo evento que podría encontrarse debido a nuestro cambiante estilo de vida", apuntó.
No se puede hacer mucho por corregir los genes que aumentan el riesgo de enfermedad intestinal inflamatoria de una persona, y lograr que las personas cambien la dieta es con frecuencia difícil, y raras veces eficaz, lamentó Chang.
"Sin embargo, el equilibrio entre el anfitrión y los microbios se puede alterar para que vuelva a un estado sano para prevenir o tratar estas enfermedades", añadió. "En esencia, el microbioma intestinal puede 'reconformarse' de... formas que restauren una relación sana entre el anfitrión y los microbios sin afectar significativamente los estilos de vida de los individuos que están genéticamente predispuestos a estas enfermedades. Lo estamos evaluando en estos momentos".

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTE: University of Chicago Medical Center, news release, June 12, 2012
HealthDay

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