martes, 26 de junio de 2012

CROACIA

Ya de vuelta del viaje a Croacia, hemos vuelto con muy buenas sensaciones en general. Fuimos con otra pareja y en una semana vimos muchas cosas. Comenzamos el viaje en Split, llegamos al aeropuerto de Dubrovnik y allí alquilamos un coche con el que fuimos hasta Split, la carretera va por la costa y está llena de curvas, nos dijeron que mejor esa porque la autopista está en obras y era peor, tardamos en llegar como unas 4 horas y media.
Split es una ciudad portuaria bastante grande, con calles empedradas y un paseo por el puerto con mucha vida. También hay una zona de ruinas, se puede subir a una torre que tiene muy buenas vistas de la ciudad y allí, por la noche hay un bar, en la propia plaza, donde hacen bailes de salón y es increible como bailan, tanto hombres como mujeres, se lo tomán con mucha profesionalidad. Es muy bonito tanto el entorno como verles bailar allí en medio de las ruinas.
La primera noche cenamos en el "Konoba Varos", totalmente recomendables, sobre todo las cigalas a la Buzzarra que son deliciosas, recuerda la salsa a la de los cangrejos de río.
Aquí nos alojamos en un apartamento cerca del puerto, que estaba reformado y era bastante cómodo, es muy habitual que la gente alquile parte de sus casas, hacen como habitaciones individuales y sale bastante bien de precio. Tienen un salón con una pequeña cocinita y un baño. Y por supuesto, todas tienen aire acondicionado, que es imprescindible en los meses de calor. Se pueden alquilar desde España o arriesgarse allí, no creo que haya problema porque te los ofrecen y además hay carteles en los portales, aunque quizá en agosto es mejor ir con todo reservado.
Pasamos allí dos noches y luego cogemos el Ferry rumbo a la isla de Hvar. La isla es muy bonita, chiquita, con un puerto muy agradable donde se ven aparcados unos yates impresionantes, descubrimos que es una isla donde va mucha gente con dinerino... Aquí nos alojamos en el "Hotel Delfin" un hotel muy viejo, con habitaciones bastante feas, pero que está en el propio puerto y que tiene un personal muy muy amable, que nos tratan genial, a pesar de que allí vimos el partido de España-Croacia y ganamos.
Nos alquilamos unas motos, que nos salieron muy bien de precio y nos fuimos a ver el pueblo de "Jelsa", no merece la pena, el pueblo no tiene nada, solo una placita, pero el paisaje de camino es muy bonito, se ve el mar, los viñedos...
Alquilamos un barquito para el cual no es necesario tener licencia, en un momento te explican el funcionamiento y listo. Nos recorrimos todas las islitas cercanas, increible el mar transparente, las playas y la sensación de estar en el barco en mar abierto. Pedid que os pongan una escalera de quita y pon para poder bañaros donde querais.
Esa noche cenamos en un restaurante del puerto el "Bounty" que no nos gustó mucho, la comida no estaba mal, pero las raciones muy excasas y no pudimos pagar con Visa, algo que descubrimos, era bastante habitual, pero se pueden sacar Kunas del cajero sin problema y sin comisiones. Después descubrimos otros restaurantes con mucho encanto lejos del puerto y nos dió rabia, asi que buscad, que hay cositas muy interesantes.
Estuvimos dos noches y luego cogimos un Ferry dirección Korcula, es mejor coger el ferry directo, hay otro que va a Vela Luka, pero luego allí es muy complicado encontrar coche de alquiler, así que hay que coger el bus, por una carretera con mil curvas y se tarda el doble, que es lo que nos pasó a nosotras.
Aquí nos alojamos en otro apartamento muy chiquito, el baño era minúsculo, pero estaba situado en el paseo marítimo, con vistas al mar, en la zona antigua de Korcula. El dueño un hombre muy simpático y además nos daban el desayuno, lo dejaban fuera en el pasillo, cosa que es de agradecer.
Aquí alquilamos un coche y nos fuimos a ver las playas, nos recomendaron unas en el norte de la isla y otras en el sur, como la isla es pequeña se puede recorrer toda sin problemas. Playas de piedra, con agua transparente increibles y muy solitarias. También visitamos la playa de arena de Lombarda, que no nos gustó nada, quizá porque en España tenemos playas de arena increibles.
Por la noche cenamos en un sitio que nos recomendaron el "Konoba Mareta", nos gustó la carta por ser original, porque aquí casi todos los restaurantes tienen lo mismo y cuando ya llevas unos días te cansas. Nos gusto muchísimo, los sabores muy originales y probamos el postre típico de la zona que es como un flan, muy rico.
La isla está llena de callecitas con un encanto increible, es pequeña, así que se puede recorrer varias veces, también tiene un pequeño mercado de fruta y queso, donde comimos unas fresas increibles. La fruta y verdura en general es impresionante, con el sabor de verdad y muy artesanal, se ve que no ha pasado por fábrica.
Despues de otras dos noches, cogimos un bus que lleva a Dubrovnik, subiéndose al Ferry, la carretera como todas aquí, llena de curvas. Al llegar cogimos un taxi para que nos llevara a la zona antigua, donde estábamos alojadas, esta zona es como una ciudadela amurallada preciosa. Calles empedradas, callecitas llenas de plantas. Pero hay mucha gente, está muy sucio, huele bastante mal, la gente es muy sucia y deja las bolsas de basura tiradas en la calle y hacía un calor terrible.
Al día siguiente subimos a la muralla que recorre la ciudad que se puede recorrer a pie, es agotador porque hay mil escaleras y con el calor que hacia casi nos derretimos, pero merece la pena porque se ve toda la ciudad.
Comimos en un pequeño restaurante que está muy escondido, "Aquarius" unas ensaladas muy ricas y en un entorno muy bonito y tranquilo, que casi parecía que estábamos solas en la ciudad. Por la noche cenamos en un restaurante que nos recomendaron, está en la parte alta, también lejos del bullicio "Lady Pi-Pi", tiene una barbacoa donde hacen carnes, pescados, langosta, riquísimos y dándole el punto justo, también probamos el arroz negro muy rico y el Goulash, increible! Como heladería puedo recomendar la "dolce vita" hacen helados muy ricos, para mó sobre todo el de nuez y coco y unos pancakes muy buenos.
Al día siguiente fuímos a las zonas de baño que son bares donde puedes bajar a la piedra y bañarte, muy original. también hay otra zona donde te puedes bañar dando la vuelta a la muralla, donde hay como una piscina natural.
En general destacar, la amabilidad de la gente, la tranquilidad y la calma que transmiten, incluso los perros y gatos, la transmiten, los gatos están en la calle y se mezclan con la gente con total naturalidad. También destacar la fruta, la verdura y el pan que es fresco y muy natural. Las playas de roca de agua transparente, ideales para los amantes del buceo. Las callecitas empedradas con muchísimo encanto. Y la comida muy rica basada en pescados y verdura.

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